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Tomás Emilio Díaz González

Tomás Emilio Díaz González, Director científico del Jardín Botánico Atlántico de Gijón y Catedrático de Botánica en la Universidad de Oviedo, nos concedió una entrevista, que resumimos a continuación:

La hierba de la Pampa procede de América del Sur, de la zona de Chile, Argentina y Brasil, por tanto está acostumbrada a condiciones climáticas distintas. En esa zona forma parte de unos pastizales donde no es muy dominante y sirve de alimento para algunos animales, pero muy raramente. La primera vez que se observó en España fue en Santander en la década de 1950.


Se cree que llegó por vía marítima desde Argentina. Por lo vistoso de los plumeros se utilizaron de forma ornamental en parques, jardines y en casas particulares en zonas costeras. Sin embargo la mayor difusión de la planta fue debido a que el Ministerio de Obras Públicas, desde 1980 hasta 2005, la incluyó en el catálogo de plantas que colocar en los taludes de las carreteras, puesto que es una planta que arraigada muy bien, es muy vistosa, no deslumbra en las zonas de autopistas y es barata. Durante este tiempo la planta empezó a invadir el territorio del norte de España. Empezó en el País Vasco y se extendió por la autovía del Cantábrico hasta Cantabria.

La invasión fue más tardía en Asturias, debido a que la construcción de la autovía estuvo parada a la altura de Llames durante años. Una vez se completó la autovía la invasión continuó hacia Asturias, Galicia y el resto de España. Esta expansión fue rápida debido a que cada ejemplar puede producir un millón de semillas al año.

En el periodo 2006-2007 se estimó que su eliminación en Asturias costaría 96.000 €. Sin embargo las últimas estimaciones (2017-2018) son de 4 a 6 millones de euros, tal como está establecido en el plan de eliminación de la hierba de la Pampa en Asturias. Esta será una acción conjunta entre el Principado, el Ministerio de Medio Ambiente y los ayuntamientos.

El ayuntamiento de Gijón está comenzando con los procesos de eliminación de la hierba, y otros ayuntamientos, como el de Langreo, ya lo han hecho. Esta acción necesariamente tiene que ser conjunta, puesto que si se elimina en un área pero no en las colindantes, la planta puede volver a invadir los terrenos, por ello se ha involucrado a Galicia, Cantabria, País Vasco, el Ministerio de Medio Ambiente y se está intentando involucrar a Europa, puesto que para Europa no está catalogada como peligrosa. Sin embargo están empezando a verse afectadas áreas del sur de Francia, Cataluña, Comunidad Valencia, León y Madrid, por lo que se han presentado recursos para que se considere una planta peligrosa y por tanto se reciban ayudas de Europa.

No solo causa problemas medioambientales, sino también económicos para aquellas personas cuyos cultivos se han visto afectados por la planta, y sanitarios, puesto que esta planta florece en la primavera del hemisferio sur, que corresponde con el otoño del hemisferio norte. Se han registrado picos de alergia en otoño e invierno que pueden ser producidos por el polen de esta hierba. En cuanto a su eliminación, conviene recordar antes de nada que este no es un problema a nivel europeo, sino que se ha expandido a muchos lugares como California, Australia, Nueva Zelanda o Sudáfrica. Para su eliminación hay que tener en cuenta la cantidad de semillas producidas por la planta, así como su biología. Se pensó en su eliminación mediante herbívoros, sin embargo las hojas tienen unos dientes de sílice que cortan y por tanto no pueden ser consumidas. Se ha buscado algún organismo que se alimente de la planta y únicamente se encontró una especie de caracol, que murieron al ser trasladados a California, debido al cambio de condiciones ambientales.

Otra opción sería buscar algún hongo que consuma la planta, pero sería peligroso introducirlos sin control en otros territorios. En cuanto a la quema, debido a su nivel de humedad, estas plantas empiezan a explotar, esparciendo las semillas. Sólo quedan métodos físicos y químicos. El método físico consiste en el arranque, el cual se dificulta por el metro de raíces que puede desarrollar cada ejemplar, por lo que habría que utilizar máquinas para arrancarlas y depositarlas en un contenedor. Después hay que volver al lugar y retirar todos los restos de raíz, para evitar que surjan nuevos ejemplares. Es importante que el arranque se produzca cuando no hay plumeros, para evitar que se disemine la planta. Se está desarrollando un sistema para transformar las plantas arrancadas en biomasa utilizable como abono mediante el uso de depósitos que se trasladaría al lugar de las plantas para evitar que se esparza la semilla por carretera y que mediante procesos de control de agua y elevadas temperaturas transforman los restos de planta en un polvo con alto contenido en sales minerales y otras sustancias que puede ser utilizado como abono y para reconstruir el suelo del lugar donde se han retirado las plantas.

En cuanto a los métodos químicos, el más utilizado es el uso de herbicidas, más concretamente glifosato. Este herbicida ha sido cuestionado, puesto que se cree que pueda ser cancerígeno, por lo que podría prohibirse su utilización en Europa en cinco años y ya se ha prohibido por algunos ayuntamientos, como el de Gijón. Además puede eliminar la flora autóctona, por lo que no se puede utilizar en áreas protegidas, ni tampoco en zonas cercanas a acuíferos, puesto que puede filtrarse al agua, lo que significa que sólo puede utilizarse en áreas donde los medios mecánicos no sean eficaces. Hay otros herbicidas que podrían utilizarse, pero son menores eficaces y más caros que el glifosato. Hay otros problemas, como su aparición en acantilados y otras zonas de difícil acceso donde no se puede eliminar manualmente, o el hecho de que País Vasco haya tirado la toalla y Cantabria esté a punto de hacerlo.

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